Rumanía es un país fascinante. En términos de Producto Interior Bruto per cápita por paridad de poder adquisitivo, es el país líder de los Balcanes, con 33336,18 dólares anuales. Y si observamos su índice de complejidad económica es el más alto de la región, con un 1,22, y este ha sufrido un aumento constante en los últimos años. Para entender su presente, vamos a hablar de su pasado, de sus últimos 100 años.

En los últimos cien años, la economía de Rumanía ha experimentado cambios significativos. Después de la Primera Guerra Mundial, el país enfrentó desafíos como la inflación y la deuda externa durante la década de 1920. Durante la Segunda Guerra Mundial, Rumanía inicialmente se alió con las Potencias del Eje y luego cambió de bando en 1944, lo que tuvo un impacto negativo en la economía con la destrucción de infraestructuras y pérdida de recursos durante la guerra.

La era comunista, que comenzó en 1947 y duró hasta 1989 bajo el liderazgo de Nicolae Ceaușescu, vio la implementación de políticas económicas centralizadas y la industrialización, pero también enfrentó desafíos como la deuda externa y la escasez de bienes de consumo. Tras la Revolución de 1989, Rumanía inició una transición hacia una economía de mercado, enfrentando problemas como la recesión, la hiperinflación y la privatización de empresas estatales.



En 2007, Rumanía se unió a la Unión Europea, lo que brindó oportunidades económicas y acceso a fondos estructurales, pero también presentó desafíos relacionados con la corrupción y la implementación efectiva de reformas. En los últimos años, el país ha experimentado un crecimiento económico sólido, especialmente en sectores como la tecnología de la información y los servicios, pero también ha enfrentado problemas como la desigualdad, la corrupción y la emigración de la fuerza laboral. Rumanía experimenta a partir del año 2007 un aumento muy notable del PIB per cápita y de su índice de complejidad económica, coincidiendo con su entrada en la Unión Europea.

Es importante también hablar sobre la industria en Rumanía. En la actualidad, la contribución de la industria rumana al PIB supera el 20%, y su desempeño está estrechamente ligado a la evolución del sector industrial europeo. Específicamente, Rumanía está profundamente integrada en la cadena de suministro alemana.

Desde una perspectiva histórica, la industria rumana ha experimentado cambios significativos. Tras una contracción anual de más del 7% durante el período 1997-1999 debido a procesos intensos de reestructuración, el crecimiento de la producción fue estimulado por la llegada de grandes grupos internacionales atraídos por la ubicación geográfica favorable y los salarios bajos en Rumanía.

En 2008, la industria fue uno de los sectores más afectados por la crisis económica, con un crecimiento de apenas el 0,9%, marcando el comienzo de un declive que se intensificó en 2009, cuando la producción industrial disminuyó un 12,4%. La crisis se vio reflejada en los datos de paro del país:


Durante los años 2019 y 2020, la producción industrial rumana experimentó una caída continua. En 2020, las medidas de confinamiento derivadas de la COVID-19 llevaron a un declive superior al 9,2%, situándose en niveles cercanos a los de la crisis de 2008 y sus secuelas. En ese año, solo se observaron aumentos en la producción en los sectores químico y farmacéutico, vinculados directamente a la lucha contra la pandemia. No obstante, esta tendencia parece haberse revertido según los datos del primer trimestre de 2021, que muestran un crecimiento anual superior al 3%.