En su obra "Ensayos de Persuasión", el economista británico John Maynard Keynes realiza una fuerte crítica al Tratado de Versalles. Este tratado establecía que Alemania debía abonar anualmente 500 millones de libras en concepto de reparaciones a los aliados. Considerando la pérdida de territorio, la agotamiento de las existencias de materias primas, la deuda externa acumulada durante la guerra, la disminución de numerosos yacimientos de recursos naturales como el hierro y las restricciones en ciertas exportaciones, como el carbón y el coque (limitadas a 20 millones de toneladas anuales), la reducción de los ahorros anuales de Alemania durante el conflicto y la incapacidad de Alemania para equilibrar su balanza comercial debido a la pérdida de la flota mercante, esta cifra resultaba exorbitante.



Keynes abogaba por la revisión del tratado y proponía una solución para el pago de las reparaciones: establecer la suma total en 2000 millones de libras, descontando 500 millones de libras por los activos entregados por Alemania. El saldo restante de 1500 millones de libras no generaría intereses y se saldaría en 30 cuotas anuales de 50 millones de libras. En relación al carbón y el hierro, abogaba por un acuerdo de cooperación entre Francia y Alemania para contrarrestar los desequilibrios causados por los cambios territoriales, aprovechando la riqueza en hierro de Lorena y el carbón del Sarre. En términos arancelarios, abogaba por la creación de una unión aduanera para evitar el fracaso de los nuevos Estados nacionales surgidos de la desintegración de los grandes imperios.

Otro gran problema es el de la deuda interaliada. Los Estados Unidos y Reino Unido, principales acreedores de deuda interaliada durante la guerra, prestaron 3640 millones de libras a países aliados, y sumando lo prestado por Francia, se alcanza la suma de 3995 millones de libras concedidas en deuda interaliada. Esta cantidad fue dispuesta de la siguiente manera: Bélgica recibió 268 millones de libras, Serbia y Yugoslavia recibieron 60 millones, Reino Unido recibió 842 millones, Francia recibió 1058 millones, Italia recibió 827 millones, Rusia recibió 766 millones, y otros aliados 164 millones de libras.


 Keynes sostenía que las obligaciones financieras contraídas por las naciones aliadas que padecieron la invasión de las Potencias Centrales, como Francia, Serbia y Bélgica, dificultarían la reconstrucción europea y perturbarían el equilibrio comercial y la circulación monetaria en la región. La propuesta de Keynes consistía en la instauración de un préstamo internacional con el fin de inyectar liquidez a las naciones europeas y facilitar su recuperación. Según Keynes, una suma inicial de 200 millones de libras destinada a la adquisición de alimentos y materiales sería adecuada, aunque se requeriría un fondo de garantía equivalente, al cual contribuirían todos los miembros de la Sociedad de Naciones, con el fin de llevar a cabo una reorganización integral de la circulación monetaria.